Las tensiones están aumentando antes del choque de La Liga del Barcelona contra el Villarreal debido a los planes de albergar el partido en Miami, Estados Unidos.
Según SPORT, la situación se ha agravado después de que no se llevara a cabo una reunión programada entre los capitanes de La Liga, Villarreal y Barcelona.
A la reunión, originalmente organizada para discutir las preocupaciones de los jugadores y las implicaciones deportivas y logísticas del partido en el extranjero, ninguna de las partes se presentó.
La ausencia de representantes de los clubes y de la patronal se ha interpretado como un desaire a los capitanes, que buscaban claridad.
El medio informa que La Liga y los clubes propusieron fechas alternativas para el encuentro (21 o 22 de octubre), pero estas fechas chocan con los calendarios competitivos y se producen después de que las entradas para el evento ya estén a la venta.
No todos son felices
Los jugadores ya habían expresado su frustración por la falta de transparencia en torno al partido de Miami.
En agosto, los capitanes dejaron claro que no estaban contentos con el proceso, que fue liderado por una empresa externa y luego pasó a la UEFA y la FIFA a través de la RFEF, sin consultar primero a los jugadores.
Si bien Barcelona y Villarreal inicialmente se habían mostrado dispuestos a reunirse con los capitanes, no ha sucedido nada al respecto.
¿Y ahora qué?
Pese a la inasistencia de los clubes y de LaLiga, los representantes de los jugadores siguieron adelante con la reunión.
Las fuentes indican que el sindicato está preparando una declaración contundente, exigiendo respeto por los jugadores e insistiendo en que deben ser escuchados antes de tomar cualquier decisión final que afecte su trabajo, viajes o condiciones.
La controversia del partido de Miami pone de relieve una creciente división entre jugadores, clubes y órganos rectores, en la que los atletas exigen tener voz en las decisiones que afectan directamente a sus vidas profesionales.
A medida que se desarrolla la situación, queda por ver si La Liga y los clubes se comprometerán de manera significativa o seguirán postergándolo, lo que podría aumentar aún más las tensiones.