El acceso al empleo no es un favor: es un derecho. Sin embargo, en Francia, miles de personas con un trastorno del desarrollo intelectual (TID) siguen excluidas del mercado laboral.
Si bien el gobierno proclama el objetivo del “pleno empleo”, la realidad para las personas con TID es muy diferente: aproximadamente el 70% de la población general trabaja, en comparación con menos del 2% de las personas con TID. Sin embargo, el 88% de ellos quiere trabajar en un entorno normal como todos los demás. Esta brecha es inaceptable. Esta exclusión limita sus perspectivas de vida, debilita a sus familias y priva a la sociedad de talentos y habilidades valiosos.
Sin embargo, la evidencia existe: durante más de diez años, los experimentos han demostrado que las personas con TID pueden tener un empleo sostenible y contribuir plenamente a la vida económica y social. Su motivación y fiabilidad son reconocidas por los empleadores. No es una cuestión de capacidad, sino de apoyo adaptado a las necesidades y voluntad política de las personas.
En un contexto de inestabilidad institucional y con la cercanía del plazo electoral de 2027, la cuestión es clara: el empleo de personas con TID debe convertirse en una prioridad nacional. Los programas políticos futuros deben incluir compromisos claros y vinculantes para poner fin a esta exclusión.
Es urgente poner en marcha propuestas simples y concretas.
En primer lugar, reformar los sistemas existentes para garantizar un acceso real al empleo con apoyo, con representantes de TDI capacitados e identificados. Luego, adaptar las ayudas a las empresas, en particular a través de un fondo dedicado al desarrollo de los puestos de trabajo y al reconocimiento del papel de los supervisores locales. Por último, abrir verdaderamente el acceso a programas de formación y estudio-trabajo, con cursos accesibles y gratificantes. En general, también es esencial concienciar a la sociedad y a los empleadores a través de una campaña nacional que demuestre que el empleo de personas con TID es posible, necesario y beneficioso para todos.
Esta lucha va más allá del marco de la discapacidad: es una cuestión de justicia social y de cohesión nacional. El acceso al empleo en entornos comunes para las personas con TID ya no puede esperar ni depender de riesgos políticos.
El 98% de las personas con TID se ven privadas de acceso al empleo en el entorno ordinario. En una Francia que exige pleno empleo, esta situación es insostenible. Las personas con TID están preparadas. Y ustedes, funcionarios públicos y futuros candidatos, ¿están listos para actuar?
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