En esta isla turística, que cuenta con unos 20.000 habitantes al año, varios residentes encontrados por la AFP afirman haber encontrado ya al sospechoso. Un hombre “un poco marginado, con problemas de alcoholismo”, explica Jérôme Guillemet, concejal municipal de la oposición RN en Saint-Pierre d’Oléron. “Sé que trabajaba como camarero, pescaba un poco”, dice.
En La Côtinière, donde vivía el sospechoso, un comerciante reconoce su foto. “Esta cara me habla, no me es desconocida”, desliza, sin querer dar su nombre. Lo que recuerda es la “preocupación” y el “aturdimiento” que reina en la isla.
Frédérique, otra residente permanente que tampoco quiso dar su nombre, recordará a partir de hoy el ruido de los “helicópteros” en el cielo y esta llamada telefónica de su hijo, que vive en Lyon, que la llamó para saber si “todavía estaba viva”.












