Sébastien Lecornu lo repite: renuncia a utilizar el artículo 49.3 de la Constitución. Dejada de lado esta arma que permite al Gobierno adoptar un texto sin votación (si no es anulado por una moción de censura presentada en un plazo de veinticuatro horas), el Primer Ministro promete que la democracia recuperará sus derechos en el Parlamento.
¿Deberíamos realmente creerlo? El ejecutivo conserva muchas otras herramientas constitucionales o regulatorias para torcer el brazo del Parlamento, o incluso aprobar sus textos mediante ordenanza. Nada dice por el momento que vaya a utilizarlos, y Sébastien Lecornu nunca responde claramente sobre el tema, como la semana pasada en la Asamblea Nacional, volviendo siempre sólo al 49,3. Aún así, maltratar a los parlamentarios conlleva un riesgo: provocar la ira de los diputados y la presentación…
